viernes, 15 de octubre de 2010

Ser libre a través del olvido del pasado - Tercera y última entrega -

Quiesiera compartir con ustedes la movilización que me ha producido la lectura de este libro.
Por supuesto que podría extenderme más: pero no se correspondería con el fin que promueve esta lectura: el pensar por nosotros mismos, sin ataduras, volviendo -como dijera en la primera entrega- a "mirar con ojos de primera vez".
Me quedó en claro que es posible la re-construcción de UNO MISMO, dejando de lado cualquier elemento, llámese social, religioso, ideológico, etc, que puedan seguir significando la continua puja contra las agresiones diarias que desgastan irremediablemente y terminan en una mente cansada, poca afecta al cambio, y con nuestro físico (que debe ser nuestro templo), hecho pedazos.
Si nuestro "viejo cerebro" sigue respondiendo a los patrones prescriptos...¿será posible un cambio total "en cada una de sus células"?
¿Existe la posibilidad de un microcosmos sano dentro de un macrocosmos contaminado?
Día tras día nos "sentimos" (porque así lo elegimos), bombardeados, por ejemplo, por los hechos de violencia del hombre, cualquiera sea su forma...
Y un rictus amargo se dibuja en nuestro rostro cuando pensamos que "no podemos hacer nada", porque nos sentimos impotentes al igual que ante un tsunami que se nos avecina.
Nos entregamos.
Pero esto es falso, porque es posible la acción positiva: ¿porqué? porque el cambio empieza nada más ni nada menos que en uno mismo .
Y si nosotros elegimos no ser violentos interiormente, la vida pacífica (que no significa la de un lama en actitud contemplativa, ni la vida de un eremita), que se traduce en una vida sin competencia, sin codicia, sin envidia y, sobre todo -y qué importante es esto- sin crear enemistades, comenzaremos a potenciar, paso tras paso, la revolución que realmente necesitamos.
Pero, para hacer esto posible, resulta imprescindible cambiar como primer paso; y para eso necesito ver dentro de mí , para poder así dilucidar cuál es la naturaleza y la estructura de mi relación con el mundo.
Es aquí que se nos plantea una cuestión de equiparación: el ver es igual a actuar.
El engranaje está en marcha.
No quiero dejar de mencionar otro factor importante: la energía.
¿Cómo la produzco?
Evitando las fricciones de cualquier tipo, pues ello nos "devora" este elemento tan esencial para la re-construcción, ya que necesitamos de una tremenda cantidad para:
1) Comprender la confusión en la que estamos inmersos.
2) Tener la vitalidad para investigar "lo que realmente tengo que comprender".
Se forma así un "círculo virtuoso" energía - comprensión - vitalidad.
Y que no nos amedrente el tiempo: tengamos la edad que tengamos, siempre es momento para llevar a una dimensión diferente el proceso de la verdadera vida.
Y no está demás resaltar que se debe tener cuidado al hacerlo, para no "tropezar" con la vieja costumbre de "adquirir información" acerca de cómo hacerlo, pues esta "adquisición nos vuelve a viejos patrones del condicionamiento, por mejor intención que tengan.
Quizás los llamados "libros de autoayuda" les hayan servido, seguramente, a los autores de los mismos...pero a nadie más.
Esto no singnifica -de ninguna manera- que nos cerremos al conocimiento y a la información, pero tomándola y respetándola como "otro punto de vista", y, com decíamos antes sin entrar en competencia.
Nosotros somos nuestros propios creadores y nuestras propias creaturas.
¡Enfrentémonos a nuestra propia vida!
Tomemos conciencia, -a través del aprendizaje de nosotros mismos- de que es posible encabezar nuestra propia rebelión contra los condicionamientos.
Y eso, mis amigos, constituye, nada menos, que el verdadero camino hacia la libertad.
Hasta la próxima entrega!

No hay comentarios:

Publicar un comentario