lunes, 30 de agosto de 2010

Otra oportunidad

Otra oportunidad

Se sacó los anteojos, y dada su presbicia ya instalada, pudo ver con claridad las agujas del reloj que marcaban las 5 y media de la tarde.
Tomó su saco y salió a la calle. Era pleno invierno, y en momentos oscurecería.
Sintió el frío gélido darle un cachetazo de vida en su rostro.
Meditó acerca de cuanto eso lo molestaba...antes.
Ahora lo gozaba.
No le molestó el colectivo atestado ni el bebé gritando a voz en cuello. Tampoco le importó -como en otros tiempos- no encontrar las llaves en su inmensa cartera. Se tomó su tiempo hasta que las encontró.
Se alegró cuando lo hizo. Le hizo recordar -lo que dibujó una sonrisa en sus labios- cuando sacaba la sortija en la calesita del barrio.
A pesar de la aparente "soledad", se sintió afortunada al verse envuelta en el silencio de su caserón.
Pero no estaba sola...Boris, su perrito callejero que la acompañaba hacía más de un año venía corriendo escaleras abajo.
Mientras lo acariciaba, le habló: -"pícaro, otra vez durmiendo sobre mi cama". Boris saltaba y la miraba con esa mirada que expresaba todo el amor y la gratitud desde que lo rescató de la calle.
Vamos a la cocina? Y la palabra "vamos" producía un efecto en Boris que lo hacía saltar excitado como si le prometieran el mejor pedazo de carne o esas galletitas que tanto le gustaban.
No estaba sola.
Estaba con ella misma.
Su lugar, sus libros, su propio calor construído después de tantos fríos y noches heladas de llanto, cuando creía que "la falta de" (pareja, hijos, padres, etc) era una sentencia que se movía sobre ella como el péndulo del famoso cuento de Edgar Allan Poe y creía que era esencial tener lo que "todos tenían".
No entendía que se puede tener todo pero sentir que el vacío abruma e impide que el aire pase por la garganta.
 Que no todo lo que brilla es oro.
Hoy lo comprendía.
Se levantó y se miró al espejo. Seguía sonriendo.
En la mesa de la cocina, desde hacía dos días descansaba el informe médico en el cual "la sospecha de" se había disipado.
Dios le habló a través de esa señal.
Y comprendió lo maravilloso que era estar viva.
Tenía una nueva oportunidad.
Y esta vez no iba a desperdiciarla...